jueves, 3 de julio de 2014

EDUCAR ES PERMITIR DESARROLLARSE

El castigo, ha estado presente desde la antigüedad en todas las sociedades,
pero es a partir del S.XVII cuando desde diferentes corrientes de pensamiento
se desarrolla de forma institucionalizada. Desde Thomas Hobbes, en su obra
El Leviatan, con su concepto del hombre es un lobo para el hombre, a
Rousseau en su Contrato Social,  se va construyendo todo un tejido teórico,
que propicia que los estados modernos, asuman el castigo como una forma de
corregir el comportamiento humano (Garcia, À.y Sánchez,O. 2014).

La escuela, como el resto de la sociedad,  hizo suyo éste principio que aún perdura y pone la mirada más en corregir lo que los niños y  niñas hacen mal, que en aquello en lo que progresan y son hábiles, trasladándoles una imagen de si mismos de incapaces y no de seres plenos    en desarrollo,  con  cualidades y  posibilidades para crecer y aprender .

Así nuestros niños y nuestras  niñas,  aprenden más por miedo al castigo que por interés en descubrir todo un mundo por explorar y la curiosidad propia de la infancia, se trasforma en un duro reto,   donde el premio es que los  valoren y acepten, no por lo que son, sino por la capacidad que tengan de  responder a las  expectativas que  se depositan en ellos y en ellas,  muchas  veces construidas sobre  necesidades  propias   de una sociedad,  dónde el éxito profesional se confunde con el éxito personal.

Mayor reto es el de las niñas,  que tienen que superar el  estereotipo 
de  niña y que ilustra el vídeo de este enlace. 


http://www.tronya.com/cuando-le-dijeron-a-un-grupo-de-personas-que-lanzaran-como-ninas-jamas-esperaron-esto/

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