jueves, 4 de julio de 2013

NUEVAS REALIDADES, NUEVAS MIRADAS EN EDUCACIÓN


En España con  el modelo de enseñanza obligatoria hasta los 16 años, hemos ganado en igualdad y  hemos acabado   con un modelo de enseñanza elitista, este cambio   ha supuesto  que  en los Institutos, tengamos  que  acoger a   alumnxs  con    problemas derivados de su entorno,   chicos y chicas que hace tiempo  se quedaron por el camino en lo académico y que poco o ningún interés tienen por lo que les ofrecemos en las aulas y que permanecen en ellas simplemente porque lo dice la ley. Hoy más que nunca vienen a mi mente las palabras de Eduardo Galeano: El mundo trata a los niños ricos como si fueran dinero, para que se acostumbren a actuar como el dinero actúa. El mundo trata a los niños pobres como si fueran basura, para que se conviertan en basura. Y a los del medio, a los niños que no son ricos ni pobres, los tiene atados a la pata del televisor, para que desde muy temprano acepten, como destino, la vida prisionera. Mucha magia y mucha suerte tienen los niños que consiguen ser niños.
Chicxs que nos desafían y confrontan, ante lo cual los profesores, que nunca nos habíamos preparado para esto,  nos investimos de una autoridad basada en el miedo al castigo y no  en el respeto,  actitud que     se desmorona   simplemente con una voz que nos cuestione. 
Y con  la situación económica y social por la que atraviesa nuestro país,  es de prever que aumentará   el número  de chicxs en nuestras aulas cuyas familias estén atravesando situaciones difíciles,  algunos de los cuales pueden encontrarse incluso  en situación grave de vulnerabilidad y riesgo social y cuya  integración de alguna manera en el sistema educativo puede ser una oportunidad para ellos.
Ante esta realidad pretendemos a veces  que ellos cambien, sin cambiar nada nosotros y esto es imposible, no podemos pretender entrar en el aula esperando que se comporten como si nada de lo que hemos señalado existiera, porque las personas nos configuramos en base al entorno en el cual nos desarrollamos y algunos entornos son muy adversos e injustos. ¿Y que podemos hacer  ante  estxs jóvenes,  para que tanto ellos como nosotros, vivamos la experiencia como un reto para desarrollar nuevos recursos y no como una difícil realidad en la que nos asfixiemos ellos y nosotrxs ?

Aunque mi intervención  tratará sobre todo de la relación  alumnx-profesor/a, no quisiera dejar de señalar dos grandes deficiencias a mi entender, del funcionamiento de los Centros actualmente  

Ø  En primer lugar  hay que mejorar la participación de las alumnas   en algo que les concierne tanto como su educación.  Son  una minoría en los órganos de representación. No existen o son escasas  las asamblea de grupos o de delegados. Nos dedicamos más a darles charlas y a aleccionarlos sobre lo que consideramos que les interesa, que a escuchar   cuáles son sus inquietudes. Les hemos quitado la voz y nos extraña que  chillen, no “sepan expresarse”, o que no se impliquen en el cumplimiento de unas normas sobre las cuales no han intervenido.
Ø  En segundo lugar los profesores, también nos quejamos de la falta de participación de las familias, ¿pero para que convocamos generalmente a los  padres   y madres sino  para reiterarles que su hija nos causa problemas o que simplemente,   es un problema? ¿Cuántas veces les llamamos para pedirles opinión, para acordar, para recalcarles lo  bueno y  provechoso? ¿O simplemente para conocerlas y saber  de dónde vienen nuestras alumnas? Muchas veces juzgamos y  recriminamos a las familias en su labor de educar a sus hijas, cuando no sabemos nada o bien poco de sus realidades, de cómo fueron a su vez educados esos padres y madres, ni de cuáles son sus vidas y sus necesidades. Hemos de buscar juntos aquello que  pueda ayudar a esos chicxs, en lugar de intentar cambiar algo que no está en nuestras manos y que solo puede causar fractura entre los padres y madres  y nosotros, cuando todos buscamos lo mismo, aunque no sea como lo imaginemos  .
Centrándome ya en lo que sería el trabajo profesor/a-alumnx, quisiera recalcar que   lxs profesorxs nos hemos esforzado mucho en aprende conocimientos para luego trasladarlos a nuestrxs alumnxs, pero nadie nos enseña a cómo hacerlo en las actuales circunstancias.
Muchas veces confundimos su manera de crecer, mejor o peor, con un ataque personal hacia nosotrxs, hacia nuestra “autoridad”, hacia nuestra ser y respondemos ante hechos censurables del alumnx con el rechazo a toda  su persona, sin ni siquiera reconocer  de donde viene o cual es su realidad. Cuando un alumnx encuentra un adulto que lo escucha pero sin juzgarlo en su proceso, lo cual no impide poner normas en absoluto, este se convierte en un alumnx receptivo.
Ante nuestras  humanas dificultades ¿cómo nos podemos presentar ante nuestros ellxs  para mejorar nuestra presencia en el aula? En primer lugar aceptándonos como lo que somos, personas con sus dificultades y  con una difícil tarea: contribuir al conocimiento y al desarrollo integral de unos seres que caminan con sus también dificultades por el reto de crecer y formar su identidad.
Admitiendo nuestras dificultades, les permitimos también hacernos partícipes de las suyas y así se sentirán aceptados y se producirá un acercamiento dónde solo existían reservas, defensas y por tanto barreras. Si no establecemos un buen vínculo,  no habrá una buena  comunicación y sin  comunicación no podremos trabajar, solo establecer un juego de poder en el que ellos tienen las de ganar, pero  nada que aprender,  ni nosotros tampoco.  
Para poder dar respuestas saludables a  estos aspecto, es importante saber manejarnos con todos las emociones que los continuos desafíos que nos plantean nos van a provocar, así como sostener la de ellos y en la medida que nosotros seamos capaces, ellos también,  aprenderán a hacerlo.
En la enseñanza nos cuesta abordar estos temas,  no existen contenidos respecto a la conciencia emocional, ni unidad didáctica para manejar el enfado, el miedo o  la tristeza, ni sabemos cómo superar la vergüenza. En cambio muchas de nuestras reacciones  tienen que ver más  con nuestra falta de recursos   y nuestros miedos que a lo que realmente está sucediendo o a lo que necesita el alumnx, sumiéndonos muchas veces  en  la frustración y el enfado.  Y es que  las emociones aunque  son protagonistas de  las  situaciones de “conflicto” en nuestros institutos,  poco o nada sabemos de ellas
En diferentes apartados de la actual  ley de educación dice que tenemos que   enseñarles a desarrollarse emocionalmente, cuando nadie nos ha enseñado ni a nosotros mismos a hacerlo. Solo hay que dar un repaso a la historia de nuestra  cultural, para ver que opinión tenemos de las mismas y  entender porque son silenciadas.
Así pensadores como:
PLATON: Las emociones son caballos salvajes que tienen que ser refrenados
ARISTÓTELES: Cualquiera puede enfadarse, eso es sencillo. Pero estar enfadado
con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el
propósito justo y de la forma correcta, eso no es sencillo” .
DESCARTES: Pienso, luego existo
SANT –EXUPERY  nos dice en El Principito  : No se ve bien sino con el corazón, lo esencial es  invisible a los ojos.
Así las   emociones se nos han ido presentando como  algo  a silenciar, separadas del resto de nuestro ser racional y mental, cuando en   realidad son    una valiosísima información sobre cuáles son nuestras necesidades y metas y nos proporcionan una guía sana de cómo actuar. Por ello y aunque sea de una manera breve me gustaría contribuir a un cierto conocimiento de cuáles son las emociones fundamentales y que nos dicen de nosotros y de nuestro sentir para así poder manejarnos mejor en las diferentes situaciones de conflicto con nuestrxs alumnxs S
La cuatro emociones básicas del ser humano son:

EL MIEDO  Que nos advierte de un  peligro, es el instinto de supervivencia, pero también nos ata y nos impide ser libres. Muchas veces se manifiesta con retraimiento o con  movimientos físicos constantes (piernas, bolígrafos). El miedo fundamental es a no ser aceptado, a no valer, a n o responder a las expectativas de padres/madres, al fracaso o al ridículo.
LA TRISTEZA.  Nos informa del dolor de sentirse conmovido por una despedida o algo que termina. A veces surge ante la renuncia o rendirse ante un conflicto y aceptar lo inevitable. La tristeza nos informa de que algo nos está haciendo sufrir.
LA  ALEGRIA   Nos expande y  nos lleva hacia los demás. Muchas veces cortamos la emoción de la risa o la alegría porque pensamos que vamos a  perder la “compostura” y  así, ejercemos  un fuerte control sobre nosotros y sobre nuestras emociones y    vivimos en la mente y en la rigidez  que es vivir en una pequeña parcela de nuestro ser.
 LA RABIA: es una emoción que a veces tiene una causa concreta, pero  otras surge de un cúmulo de causas y circunstancias que son difíciles de precisar. La mayoría de las veces surge ante una sensación de frustración e impotencia, que aparecen cuando nuestras expectativas no se ven cumplidas, nos sentimos bloqueados al no conseguir algo. Puede surgir también cuando nos sentimos dolidos o asustados. También aparece  para exigir nuestro poder. Puede tapar también sentimientos como la tristeza o la inseguridad, o la falta de auto-estima, o para reforzar un yo que se siente frágil. Muchas veces la rabia deja de surgir aprendiendo a decir no a tiempo. Cuando aprendan a no esperar a que los demás cubran sus carencias y necesidades, es decir consigan autoafirmarse y crecer  la rabia dejará de surgir, mientras tendrán que aprender a expresarse sin dañar a lxs demás 
Hay que saber  que tanto  la violencia  como  la agresividad no son unas emociones, sino  comportamientos que no podemos permitir  y que no son lo mismo que el enfado.
Hay otras emociones, que llamamos secundarias,  que generalmente surgen de la necesidad de controlar o tapar nuestras emociones básicas. Así el enfado suele enmascarar sensaciones de impotencia y de dolor, es defensivo. La ira  se  relaciona con  la pérdida de auto-estima o para enmascararla, aparece  relacionada con amenazas a un si mismo que se siente frágil.  La ansiedad: emerge cuando estamos inseguros o ansiosos, porque estamos intentando tapar otros  sentimientos  centrales de enfado, tristeza o debilidad y  que creemos que  pueden dañar nuestras  relaciones con otras personas.
Y la vergüenza,  que tanto se da en nuestrxs jóvenes y que puede enmascarar el sentirse herido, débil, necesitado, enfadado o asustado. Surge de la visión negativa de uno mismo, si somos capaces  de manejar la  autocrítica la vergüenza desaparece y suele estar relacionada con la debilidad y la vulnerabilidad.
Así que podemos decir  que tras emociones aparentemente fuertes y desafiantes suele haber un yo frágil  y que lo será en mayor medida en cuanto  las necesidades básicas de esx chicx    no hayan  sido cubiertas en sus cortas vidas. Entendiendo por necesidades básicas no solo  las fisiológicas: de alimentación, descanso, etc.…sino las relacionadas  con  la seguridad, la afiliación, sentirse querido, que pertenecen, el reconocimiento, y la auto-realización.   
 Así  que no olvidemos que cada unx es únicx, diferente y aunque en ocasiones puedan  aparecer como rebeldes, desafiantes,  irresponsables, también pueden ser cercanos, interesados, tiernos, responsables y como tales debemos  reconocerlos
Para terminar quisiera leeros un cuento, se llama
Tu nombre
Cuando una mujer, en algunas tribus de África, sabe que está embarazada, va al bosque con algunas amigas y juntas oran y meditan hasta que pueden oír la canción del niño concebido.
Saben que cada alma tiene sus propias vibraciones y éstas  expresan el sabor y la finalidad del nuevo niño. Cuando las mujeres sintonizan la melodía de la canción la cantan y la cantan. Después vuelven a la tribu y se la enseñan a todos sus miembros.
Cuando el niño nace, la comunidad se reúne y le cantan su canción. Más tarde, cuando el niño comienza su educación, el pueblo se reúne y canta la canción del niño. Cuando pasa los ritos de iniciación a la vida adulta y cuando contrae matrimonio la persona oye su canción.
Finalmente cuando el alma va a dejar este mundo, la familia y el pueblo se reúnen por última vez alrededor de su cama y le cantan su canción.
En esta tribu africana hay otra ocasión en la que todos cantan al niño. Si a lo largo de su vida esta persona comete un crimen o un acto antisocial, el individuo es llamado al centro del pueblo y todos formando un gran círculo le cantan su canción.
La tribu reconoce que la corrección por la conducta antisocial no tiene que ser un castigo sino un acto de amor y el recordatorio de su identidad. Cuando uno reconoce su propia canción, no tiene deseo ni necesidad de hacer nada que perjudique a los otros.
Un amigo es alguien que conoce tu canción y te la canta cuando la has olvidado.
Los que te quieren no se dejan engañar por tus errores o por la imagen negativa que tienes de ti mismo. Recuerdan tu belleza cuando te sientes feo; tu inocencia cuando te sientes culpable y tu finalidad cuando te sientes confundido.
La vida tiene que recordarnos siempre cuando estamos en sintonía con nuestra canción original y cuando no lo estamos.
                                                        Ponencia de Àngels Garcia en las Jornadas Tirant del Fil                                                       


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