El compromiso en la pareja, implica respetar lo que es importante para el otro-a y que el otro-a va a respetar también de mí. Es el espacio que queremos crear entre tú
y yo y que representará un nosotros.
Es establecer hasta donde estoy disponible para esto que estamos creando
juntos y hasta qué punto lo estás tú.
No siempre la disponibilidad coincide entre los dos miembros
de una pareja, ya que depende de diversas
variables, como son: la historia, las vivencias
de cada uno-a, de su momento vital, del vínculo con su familia de origen, de sus
anteriores experiencias amorosas etc. Y no solo de querer o no querer
comprometerse.
Si estas circunstancias
establecen una distancia importante, entre el grado de compromiso en la pareja,
las dificultades pueden ser irresolubles. Y persistir en la idea de voy a conformarme, o ya
cambiará, suele llevar a un juego perverso de victima-perseguidor, donde
el reproche y el chantaje acaban instalándose.
Para crear ese
espacio de una forma nutricia, es importante que cada uno sepa cuál es su
necesidad y hasta donde o en qué, está disponible en este momento de su vida para la
relación. Y ésta es la fidelidad más
importante: la que debemos tener con nosotros mismos.
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