Cuando hay una situación de conflicto que se alarga en el tiempo, surge la gran duda: ¿Debería separarme de mi pareja o seguir intentándolo ?
Hay una historia que tal vez nos dé algunas claves:
Había una vez una mujer madura a la orilla de un río, observaba las aguas cristalinas deslizarse sobre las piedras, mientras el sol se posaba con dulzura sobre su rostro y la brisa acariciaba su pelo. Los pájaros componían con el susurro del agua una hermosa melodía que la llenaban de paz y felicidad.
Así se encontraba aquella mañana, cuando a lo lejos empezó a oir alguien que se acercaba, poco a poco observó que las voces eran las de una pareja que discutía.
Pasaron por su lado sin reparar en ella, ni en el río, ni en el dulce sol, ni la fresca brisa, los pájaros no extistían para ellos, tan absorbidos estaban en su disputa. La mujer madura pensó para sí: si no saben poner fin a sus discusiones, tal vez deban poner fin a su relación.
Porque cuando la vida pasa y no podemos vivirla, porque las dificultades de relación con nuestra pareja lo impiden, es el momento de preguntarse si lo que nos une a ella es amor o el miedo al vacío que produce la pérdida.
En cualquier caso la vida está ahí, a nuestro alrededor y somos nosotros-as los-as que podemos tomarla o ignorarla.
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